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Las claves de “De la granja a la mesa”: una ambiciosa apuesta común por la sostenibilidad

El de sostenibilidad es un concepto que en los últimos años se ha adueñado de objetivos y propuestas políticas, empresariales y sociales. Lo que en principio fue una tendencia por un comportamiento social más responsable ha virado a una necesidad de presente y futuro para seguir conviviendo en un mundo más justo, sano y en el que todos los ciudadanos tengan garantizada la calidad de vida.

Farm to Fork: Una estrategia de la Unión Europea

El cambio climático y la degradación del medio ambiente están comprometiendo el futuro del planeta y sus recursos naturales.  Pero no solo eso, también está poniendo en juego la salud de todos los habitantes y la viabilidad económica de muchas regiones o actividades.

Ante este escenario, la Unión Europea ha diseñado una estrategia para transformarse en “una economía moderna, eficiente en el uso de los recursos y competitiva, que en 2050 ya no produzca emisiones netas de gases de efecto invernadero, donde el crecimiento económico esté disociado del uso de recursos y en la que no se deje atrás a ninguna persona o región” (Comunicación de la Comisión Europea, Estrategia “de la granja a la mesa” para un sistema alimentario justo, saludable y respetuoso con el medio ambiente).

En definitiva, se persigue el objetivo de una Unión sostenible e integradora en la que la triada naturaleza, sistema alimentario y biodiversidad encuentren un equilibrio que repercuta positivamente en la salud de los europeos y en la competitividad de sus empresas.

Objetivos de “De la Granja a la mesa” y el Pacto Verde

El nombre de esta hoja de ruta es el Pacto Verde.  Se enfoca en aumentar la sostenibilidad de los sistemas alimentarios, como medida transversal para combatir el cambio climático, proteger el medio ambiente y preservar la biodiversidad, garantizar a todos los ciudadanos el acceso a alimentos saludables, así como reforzar la agricultura ecológica y promover un rendimiento económico justo a lo largo de toda la cadena alimentaria.

Con estos objetivos nace la estrategia “De la granja a la mesa”, un plan que busca dar respuesta a los desafíos de unos sistemas alimentarios sostenibles y que entiende que existe una profunda relación entre las personas sanas, las sociedades sanas y un planeta sano.

Precisamente, este planteamiento se ha visto reforzado por la crisis sanitaria y económica derivada de la Covid 19.  Como señala Frans Timmermans, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea, la Covid 19 “ha revelado nuestra vulnerabilidad y la importancia de restablecer el equilibrio entre la actividad humana y la naturaleza” (De la granja a la mesa, Nuestros alimentos, nuestra salud, nuestro planeta, nuestro futuro).

Una apuesta por las dietas saludables y sostenibles

Apuntan desde Europa que sus ciudadanos ya están sensibilizados y comprometidos con la sostenibilidad de los alimentos.  Por ello, plantean este ‘paso adelante’ como una oportunidad para favorecer la elección de dietas saludables y sostenibles que mejoren la calidad de vida y el medio ambiente.

Según la Comisión Europea, “las personas prestan cada vez más atención a cuestiones medioambientales, sanitarias, sociales y éticas y, ahora más que nunca, buscan valor en los alimentos. Incluso a medida que aumenta la urbanización de las sociedades, estas quieren sentirse más cerca de sus alimentos. Quieren alimentos que sean frescos, menos transformados y de fuentes sostenibles” (Eurobarómetro especial abril de 2019, «Seguridad alimentaria en la UE»).

Farm to Fork

Los grandes retos del sector agrícola

Para dar respuesta a esta demanda creciente, el sector agrícola tendrá que llevar a cabo una gran transformación. Si el sistema alimentario europeo ya es reconocido mundialmente por producir alimentos seguros, nutritivos y de calidad; ahora debe evolucionar para que estos también sean sostenibles.

Explican desde la Comisión que “De la granja a la mesa” busca recompensar a los operadores de la cadena alimentaria que ya han avanzado hacia prácticas sostenibles y facilitar la transición al resto.

Entre los grandes cambios que deberá afrontar la agricultura se encuentra:

  • Ser menos contaminante. A pesar de que la agricultura europea ha reducido un 20% las emisiones de gases de efecto invernadero desde 1990, las actividades que se desarrollan a lo largo de la cadena alimentaria contribuyen en gran medida a la contaminación del suelo, el aire y el agua y degradan el medio ambiente.
  • Optimizar el uso de productos de control de plagas. La Comisión pretende reducir un 50% el uso de estos productos, así como un 20% la utilización de fertilizantes para 2030.
  • Impulso de la agricultura ecológica. El objetivo de la Comisión es que en 2030 el 25% de todas las tierras agrícolas se dediquen a la agricultura ecológica.

Un cambio social y de dieta, en un entorno de debilitamiento de la economía

Existe desde Europa el convencimiento de que esta transformación no puede llevarse a cabo sin un cambio social y en la dieta de las personas. El 20% de los alimentos producidos se desperdicia y la mitad de la población adulta padece sobrepeso.

Señalan desde la Comisión que “en general, las dietas europeas no están en consonancia con las recomendaciones dietéticas nacionales y el «entorno alimentario» no garantiza que la opción saludable sea siempre la más fácil. Si las dietas europeas se adecuaran a las recomendaciones dietéticas, la huella ambiental de los sistemas alimentarios se reduciría considerablemente” (Comunicación de la Comisión Europea, Estrategia “de la granja a la mesa” para un sistema alimentario justo, saludable y respetuoso con el medio ambiente).

Pero, además, se deben tomar medidas para cambiar la situación actual y evitar que el debilitamiento de la economía ponga en riesgo la seguridad alimentaria y la asequibilidad los alimentos. Según el Eurostat, actualmente en la UE, 33 millones de personas no pueden permitirse una comida de calidad cada dos días y, en muchos Estados miembro, la ayuda alimentaria es imprescindible para parte de la población.

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